La codicia le da permiso a las posesiones para que lo poseen a usted. Al hacerlo, la codicia llega a ser el cáncer del contentamiento. Despacio consume a sus víctimas remplazando el contentamiento con el deseo insaciable de obtener dinero y posesiones materiales. En resumidas cuentas, la codicia es el amor al dinero.
El amor al dinero crea un sentido de seguridad falsa
Lamentablemente nuestra sociedad nos dice que uno puede encontrar esa seguridad obteniendo dinero, y riquezas. La tentación más grande con tener riquezas es sentirse seguro y autosuficiente. (1 Timoteo 6:17)
El amor al dinero puede cegarnos a Dios (Mateo 6:22-24 )
Cuando perseguimos las riquezas Dios se vuelve un ecplipse porque no tenemos el tiempo ni el deseo de buscarlo.
El amor al dinero puede hacernos eternamente improductivos (Marcos 4:18-19)
La productividad de las personas es estrangulada por el afán de acumular riquezas.
El amor al dinero puede agotarnos (Proverbios 23:4-5)
Es demasiado fácil ser consumido con adquirir y acumular dinero que ni si quiera nos damos tiempo para disfrutar lo que tenemos.
El amor al dinero jamás podrá satisfacer nuestro espíritu (Eclesiastés 5:10-11)
3 CUESTIONES SOBRE EL CRÉDITO
Pedir prestado no es pecado
La forma más rápida de destruir sus relaciones interpersonales es no pagar. (Romanos 13:8)
Pedir prestado nos hace sirvientes (Proverbios 22:7)
Pedir prestado nos puede hacernos esclavos (1 Corintios 6:12)
3 PROBLEMAS CON LAS TARJETAS DE CRÉDITO
Las tarjetas de crédito nos da el poder de fingir (Proverbios 13:7)
Las tarjetas de crédito nos da el poder de sobre extendernos (Proverbios 27:23-24)
Las tarjetas de crédito nos da el poder de sobre gastar